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lunes, 25 de abril de 2011

Los fundamentos de la Renta Básica y la ‘perestroika’ del capitalismo. Teoría alternativa sobre economía política en la sociedad tecnológica y del bienestar. RECENSIÓN





ASOCIACIÓN RENTA CIUDADANA (ARENCI)

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RECENSIÓN:

PINTO CAÑÓN, Ramiro (2003): Los fundamentos de la Renta Básica y la ‘perestroika’ del capitalismo. Teoría alternativa sobre economía política en la sociedad tecnológica y del bienestar. Madrid: Entimema, 814 págs.     
 [ http://ramiropinto.es/libros-ramiro-pinto/renta-basica/ ]



Ramiro Pinto Cañón nace en Madrid (1961). En 1987 fue candidato de Los Verdes al Parlamento Europeo. http://ramiropinto.es/curriculum/verdes-leon/elecciones/1985-1987/ Participó en el Secretariado de este partido hasta su dimisión en 1992 Ha fundado varias revistas, como "Al Margen", "El Timo" y colectivos como Ateneo 89, Ideas para el Debate. Participó activamente en la resistencia contra el embalse de Riaño, luego contra el de Omaña. Ha sido Secretario de Acción Social de la CGT desde 1999, hasta el 2004 en que dimite. Es presidente de la Asociación Renta Ciudadana (ARENCI) desde 1998 hasta el 6 de agosto de 2006, fecha en que pasa a ser encargado de relaciones institucionales. Tiene publicados varios libros de ensayo además del que nos ocupa: Contra lo irracional. Prevención ante las sectas y lo demás (1996); La revolución del paro (1998), y otros que aparecen en su página Web: http://ramiropinto.es/libros-ramiro-pinto/


El autor me llamó la atención ya hace años por sus tribunas en el Diario de León, también por su importante papel para destapar la estafa de Biomédica en los noventa. Luego tuve la suerte de conocerlo en persona y de debatir con él sobre diversos temas de actualidad, especialmente sobre su idea de la Renta Básica de Ciudadanía (en adelante RB). En principio fui muy reticente a este nuevo enfoque de la realidad económica. Luego leí su libro “Los fundamentos de la Renta Básica y la ‘perestroika’ del capitalismo” y cambié de parecer.

La obra abarca más de 800 páginas, fruto de 8 años de investigación económica, política, histórica y social que explican la RB y su función. Actualiza los principios del modelo económico global, relaciona la RB con la historia y recoge la experiencia de los procesos sociales mediante el método histórico propuesto por el filósofo inglés Spencer (el “evolucionismo social”). Esta reflexión supone un giro en el punto de vista del autor respecto de un libro anterior (“La revolución del Paro”, Ediciones Cardeñoso, Vigo 1998, 68 pp.): ahora se aleja de planteamientos morales e ideológicos, sin despreciarlos pero incluyéndolos diferenciadamente, y se centra en el análisis científico de la economía a partir de los clásicos; piensa en las posibilidades técnicas y en las consecuencias de aplicar la RB como medida.

RENTA BÁSICA es aquella que, con carácter universal, individual e incondicional, tiene por fin garantizar unos ingresos mínimos para todos los ciudadanos de pleno derecho residentes en una determinada zona económica, y que se constituye como el mínimo vital de subsistencia que toda persona necesita. Dicha renta deberá correr a cargo del Estado y ser técnicamente gestionada por la autoridad económica que corresponda a la zona de aplicación (el Banco Central).

En la perspectiva ramiriana, no debe permitirse que dicha renta sea transformada en capital: puede ser ahorrada, pero no servir de aval para un crédito. Tampoco debe ser embargable, ni contar como fondo de ninguna garantía de prestaciones (p. 206 ss.). La cantidad a percibir, individual y mensualmente devengada, será una constante al compás del PIB, y se establece en el umbral de la pobreza (el 50% de la renta media del área geográfica de referencia).

El libro va prologado por el conocido filósofo vasco Fernando Savater bajo el epígrafe “¿Progresará el progresismo?”. Según él, dicha renta “serviría para repartir el trabajo y aliviar las urgencias del paro, así como para dignificar distintas tareas imprescindibles pero que hoy carecen de salario (como las ocupaciones domésticas que llevan a cabo obligatoriamente todas las amas de casa). Sobre todo, convertiría el trabajo remunerado en una empresa optativa y graduable de acuerdo con las ambiciones de cada cual, para que deje de ser la tradicional maldición bíblica obligada por la subsistencia”. La RB, afirma: “es una idea que la izquierda debería comenzar ya a discutir seriamente, tanto en términos de viabilidad como de deseabilidad. Al menos si queremos que el progresismo no sea lo único que ha dejado de progresar en un orden mundial en el que parece que sólo los males tienen verdaderas probabilidades de avanzar...”

La exposición se divide en siete capítulos de extensión decreciente: I. La renta básica en la estructura económica; II. La evolución de la economía; III. Derecho de la cuarta generación; IV. Sobre la obra de John Stuart Mill; V. La perestroika de la economía de mercado; VI. Problemas que afectan a la renta básica; y VII. Inicio de una nueva historia.

El primero (344 pp.) reflexiona sobre el origen de la idea – en el contexto del I Congreso de Los Verdes del Estado Español, Cardedeu-Barcelona 1985- hasta su transformación en la Teoría Alternativa. Son ocho los epígrafes: 1. El encuentro con una nueva idea; 2. La sociedad del malestar; 3. La ecología como paradigma social; 4. Políticas de empleo (Situación actual; Incentivos para la inversión; Reparto del trabajo; Reparto de la riqueza); 5. Características de la Renta Básica; 5. Fundamentos económicos de la Renta Básica; 7. La cuestión agraria; 8. El mercado laboral.

El segundo (230 pp.) profundiza en la idea de RB como medida estrictamente económica que responde a nuevos modelos y planteamientos más acordes con el mundo en que vivimos que los nacidos de la mentalidad al uso, engañada por la ilusión del “pleno empleo”: 1. Formulaciones teóricas sobre economía (La globalización; El neoliberalismo; Teoría alternativa; Del mercado concreto al mercado abstracto; distribución del beneficio; Mercado de masas y mercado virtual; La Renta Básica como variable de la política monetaria; definición de la realidad económica; Los diversos modelos económicos; El Crac de 1929; La inflación como variable económica; Evolución sobre el término “valor” en economía); 2. La práctica del mundo financiero; 3. Retraso de la política ante los avances tecnológicos (Mentalidad y desarrollo; Evolución como cambio social; La influencia de la mentalidad judía; Los Estados nacionales ‘versus’ mundialización; Breve cronología del avance social).

El tercero (126 pp.) plantea la RB como medida estrictamente económica formulada, al mismo tiempo, en términos de derecho y de política social; que va más allá del mercado para que éste funcione correctamente e incorpore en su base a toda la sociedad, no sólo una parte de ella. Aborda los puntos siguientes: 1. ¿Cuestión ética o de Derecho? (Las bases para un nuevo derecho; Evolución de la ley hacia la Renta Básica); 2. El proyecto de la Tercera Vía; 3. Después de la II Guerra Mundial (Fundamentos de una nueva historia; El estado de Israel).

El cuarto (32 pp.) explica el entronque evolutivo de la RB con la teoría clásica perfeccionada por John Stuart Mill quién, a mediados del siglo XIX, vio la necesidad de una profunda transformación de la propiedad individual, introduciendo mecanismos de mejora del propio sistema económico para conseguir la completa participación de todos los miembros de la comunidad en las ganancias que de ella se derivan. El neoliberalismo olvida algunos de sus importantes descubrimientos, como por ejemplo: que las leyes del mercado dependen de la oferta y la demanda, pero no así la distribución, cuyas consecuencias incita a estudiar y lo conveniente que sea o no. La distribución depende de las instituciones humanas, de las leyes y de las costumbres de la sociedad (el reparto o no de la riqueza es opción ideológica). Por otra parte, la ciencia anticonceptiva evita la explosión demográfica, lo cual permite introducir sin temor la RB como criterio de distribución previo al mecanismo del mercado, para que luego la oferta y la demanda entren en una relación de intereses mutuos (Cf. p.703). En la estela del conocimiento creativo de Stuart Mill y del liberal español Santiago Alba Bonifaz, la RB permite superar la paradoja actual: aumentan los beneficios netos y las ganancias empresariales y, sin embargo, se prevé gente sin cobrar las pensiones o que éstas les bajen bruscamente. La salida a estas circunstancias no está en un “sistema mixto de pensiones” (cuya contrapartida es desplazar a un sector de la población a la pobreza y marginación), sino en un derecho de redistribución de la inmensa riqueza que hoy se derrocha por doquier. Hay que cambiar la manera de distribuir y financiar el crecimiento económico. Habrá que recoger dinero de la riqueza producida, a título particular y también público, en lugar de hacerlo de fondos de cotización. Incluso sería permisible crear un seguro social basado en una tasa para mantener la RB, dejando la posibilidad de fondos de inversión para quien los desee. “Porque dinero hay. Falta organizar ese dinero, lo cual requiere una reestructuración (perestroika) de la economía de mercado” (p.736). Los epígrafes son: 1. Evolución del capital hacia la Renta Básica; 2. El problema de la superpoblación; 3. Fondo de pensiones.

El quinto (32 pp.) insiste de nuevo en la idea de perestroika (reestructuración) de la economía de mercado bajo los epígrafes: 1. El cambio social; 2. De las masas a la opinión pública; 3. Herramientas para la transformación social.

La desaparición del comunismo soviético permite plantear una perestroika global del capitalismo. La reestructuración soviética fracasó porque se quiso hacer en bloque y de manera planificada, sin ofrecer una iniciativa real al pueblo. En realidad, se anuló el sistema para implantar el capitalismo. Este último logra adaptarse mediante una función espontánea de reestructuración parcial, permanente y progresiva que le es característica, en la cual encaja la RB.

Los problemas originados por el efecto globalizador del mercado y la primacía de la economía sobre la política son objeto de críticas concretas, pero que no aportan una salida. Se proponen soluciones alternativas que se quedan en meras entelequias teóricas por falta de base material para su realización. Sucede así con la idea de una triple transformación: política y económica para una eficaz socialización; social y cultural que logre humanizar el consumo; y moral que permita al ser humano legitimar su orden sociocultural. La RB, acorde con estos fines, se presenta como herramienta de la transformación concreta en el mundo del trabajo, de la cultura y la convivencia social (p.744). Además, la RB aparece como “eje para la perestroika del capitalismo”, como un punto equidistante entre los polos de la riqueza y de la pobreza, sobre el cual se puede establecer un equilibrio según la equidistancia de cada mercado y economía a dicho punto (p.749).

La implantación de la RB es inevitable que pase por movilizar a la opinión pública. En nuestra sociedad el cambio ya no viene acompañado de movimientos y revoluciones de masas, sino de las denominadas “revoluciones paradójicas” sin derramamiento de sangre (p.773). Éstas se proponen cambiar la mentalidad de la sociedad mediante mecanismos básicamente publicitarios, los mismos que utiliza la propaganda para formar la opinión pública y crear el alma de la sociedad. No va a ser necesaria una “toma de la Bastilla” sino mucho esfuerzo, diplomacia, y un sentido de la necesidad capaz de abocar los hechos a su justa medida. Pero habrá que evitar el juego deformador de la opinión pública aportando conciencia y profundidad, para que la idea de la RB no se diluya en un producto más de consumo. Además, será necesario, como advirtió el filósofo francés Emmanuel Mounier:“hacer la revolución dentro de la revolución”; para no degenerar en establecer meros mecanismos de poder que desarrollan la actitud del reaccionario amigo de buscar las soluciones volviendo al pasado (750)

El sexto (38 pp.) aborda dos de los grandes obstáculos que han de ser salvados, o al menos controlados, para poder implantar con éxito la RB: 1. Corrupción de la economía; 2. El fanatismo.

La corrupción es consubstancial a nuestra economía occidental y cumple su objetivo: crear riqueza. “Y cada vez se ajusta más a los intereses de crear beneficios. Hasta el punto de haberse llegado a formar un auténtico imperio de economía ilegal, paralelo a la oficial, en la que ambas están intrínsecamente relacionadas” (p.775). La globalización generada por la tecnología de la información incrementa la interacción entre terroristas, narcotraficantes y traficantes de armas, conectados mediante técnicas de financiación muy avanzadas. Según advirtió el grupo de acción financiera de la OCDE (22-6-2000) el mundo de los negocios está implicado en el blanqueo de dinero a través de 28 paraísos fiscales, que amparan a más de un millón de sociedades, con un depósito total de aproximadamente cinco billones de dólares. El problema es que dichos paraísos son utilizados por los estados y grandes compañías para eludir las leyes a favor de los beneficios económicos. Por otra parte, el engaño de la “contabilidad creativa” puede llevar a una hecatombe generalizada del mercado y suscita la desconfianza de los inversores. Así, las medidas de los economistas no son técnicas sino ideológicas; se trata de la degeneración lógica del capitalismo que, descontextualizado y convertido en poder, acaba actuando fuera de su función económica. El establecimiento adecuado de una RB permitiría controlar eficazmente la corrupción alterando estos mecanismos fundamentales del modelo, de manera que la economía ya no esté bajo el chantaje de fomentar el crecimiento económico y crear puestos de trabajo a cualquier precio. Evitaríamos que la economía de mercado, instrumento necesario, se deforme como herramienta de poder. Ello requiere un esfuerzo racional, de lo contrario la RB podría caer en la vorágine de otra irracionalidad más.

El fanatismo instrumentaliza el fenómeno del trabajo con intransigencia y cerrazón, más allá de su respuesta a las necesidades personales y sociales; lo convierte en una fijación ideológica de carácter trascendente con métodos muy variados. Porque, desde lo irracional, ofrece un modelo prescrito de sociedad, al que se deben someter todos los seres humanos si quieren salvarse, ser felices o alcanzar cualquier otra oferta del método fanatizante en cuestión. Las sectas, concreción del fanatismo, se abren paso en la economía. Realizan programas de gestión empresarial, que incluyen programación y control mental, para combatir el estrés y hacer más productivos a los obreros y ejecutivos. Consiguen “fabricar” prosélitos para lograr un coste laboral bajísimo, con el que no puede competir la empresa privada según las reglas del mercado, trastocando cualquier proyecto conjunto de la sociedad. Interesa resaltar su repercusión social en la economía y la función de los políticos, en ocasiones estrechamente relacionados con estas organizaciones de poder. La mentalidad fanática interpreta mediante la teoría conspirativa las novedades que son, en realidad, fruto de la evolución social; y se opone a la RB por intereses ideológicos y doctrinarios (“ganarás el pan con el sudor de tu frente”), no desde la razón económica. Usa los números para calcular, mas no para razonar. Tampoco son racionales los modelos de fanatismo que propugnan la RB, pero lo hacen como proyección de sus ideas, condicionándola a que todo el mundo se convierta a su montaje (Nonsiamosoli; o Benjamín Crémer, profeta de la New Age) La Teoría Alternativa propugna, por el contrario, que la RB sea a la economía “lo que ha sido la razón a las creencias e ideologías” (p.790). La RB deberá formar parte de la realidad para evitar una espiral creciente de lo irracional. Lo irracional de la economía nos lleva a la devastación del planeta y a la mayor canallada posible: dejar que, mientras se derrocha por doquier, mueran millones de seres humanos por falta de alimentos. Responder a lo irracional de ciertas acciones religiosas o ideológicas desde lo irracional del progreso es el gran error en un mundo que está pariendo la globalización. La solución está en armarse de paciencia e incorporar elementos razonadores en la política y en la economía: democracia y RB.

El séptimo y último (2 pp., a modo de epílogo) es una profunda reflexión sobre la percepción del pasado y la evolución social al hilo de una visita a la exposición “maravillas de la España medieval”, en la Colegiata de san Isidoro de León: es curioso el paralelismo del pensamiento económico contemporáneo con el de una época en la que el papel de las reliquias (la mayoría falsas) fue soporte material de los más profundos ideales. Hay una mentalidad que arrastra la economía, la política, y la cultura; “que da cuerpo a un soporte material que es nuestro mundo, custodiándolo como si fuera algo absoluto, cuando no es más que una página de la historia que se pasa para dar lugar a otra que tenemos que empezar a escribir”(p. 814).

La principal novedad que aporta Ramiro Pinto consiste en integrar su propuesta en la estructura económica actual. Analiza la evolución de la economía para mostrar el camino que conduce a la RB como fruto de esa evolución, lo cual ilustra con numerosos ejemplos tomados de “la economía de a pie” y de la historia reciente de León: pantano de Riaño, canal de payuelos, subvenciones de la PAC, Antibióticos, Lagún Air, La Minero-siderúrgica de Ponferrada, empresas pizarreras, FELE; APEMA, etc., etc. Lejos de planteamientos morales e ideológicos, el autor observa que la economía de mercado desemboca en la RB ineludiblemente y que esta medida es un instrumento económico necesario para el desarrollo sostenible y el progreso económico del tercer mundo. La RB no consiste en un modelo socialista reformado ni en un modelo liberal también revisado, ni es las dos cosas a la vez sino que, siendo una evolución de ambas, tiene entidad propia; surge del desarrollo evolutivo, mediante un proceso dialéctico en el sentido más estrictamente hegeliano, algo nuevo, diferente y diferenciado que no es la mezcla de las causas de que surge (Cf. pp. 223 a 347). Ante el debate sobre las medidas neoliberales, basadas en el monetarismo, como antítesis del keynesianismo, la RB aparece como la síntesis de ambas políticas económicas, superando a ambas e integrándolas al mismo tiempo, lo cual es el fundamento teórico necesario para enraizar la RB con la realidad económica de nuestra sociedad y su evolución en la historia (p. 475). La RB es el resultado del crecimiento económico y es el límite que permite hacer sostenible el desarrollo; pues “la racionalidad del mercado exige una base financiera repartida de manera general, una especie de plataforma económica en donde se instale y cimiente el mercado para que luego se desarrolle por sus propios medios”(p. 396)

El autor da a su propuesta un enfoque práctico y concreto sobre la implantación de la RBC:

• La “universalidad” de la medida se refiere a los ciudadanos de una zona económica suficientemente desarrollada como la UE; lo cual excluye a los inmigrantes, por diversas razones completamente ajenas a una injusta discriminación por raza, cultura y demás: “si a cada uno que llega de fuera se le diera una paga, más que básica sería de lujo ante el cambio de moneda y el nivel de vida inferior del país del que parte”. Sería deformar el contenido y el sentido técnico de la RB que, desde la perspectiva ramiriana, se entiende como “un ajuste del mercado, que sirve para equilibrar el desarrollo financiero del sistema productivo”. “Aplicar la RB ha de llevarnos a prevenir las causas de la inmigración, no a querer paliar sus efectos espectacularmente, pues haría fracasar tal medida”. Además, como indica Ramiro Pinto, el inmigrante recibe el equivalente a la RB “con todos los derechos de ciudadanía garantizados, y con un pluscapital mínimo que le va a permitir invertir y hacerse con una propiedad en su país, sin esfuerzo añadido, con el simple cambio de contexto” (pp. 155-157).

• La financiación de la RB correría a cargo de la Tasa Renta Básica (en adelante TRB), un pequeño porcentaje que se establecería sobre los beneficios originados en la economía especulativa, con un funcionamiento similar al de la tasa Tobin (pe. el 20% sobre los beneficios de las10.000 empresas con más beneficios de la nación, p. 273). La RB “requiere que los Presupuestos Generales del Estado se organicen en torno suyo”, pero “con un sistema recaudatorio que no altere ni merme el modelo fiscal” (p.151). El dinero necesario deberá obtenerse fuera de la fiscalidad, que debe seguir su camino sin arriesgarse a entrar en bancarrota. La gestión corresponderá a la autoridad monetaria de la zona económica (el Banco Central), en coherencia con su planteamiento que entiende la RB como una medida monetaria, como una forma de poner en circulación el dinero.

• La cantidad a percibir se establecerá en relación al umbral de la pobreza (el 50% de la renta media del área geográfica de referencia). Será la media de este umbral, para toda la zona económica de referencia. Será individual y mensualmente devengada a partir de los 16 años (con 1/2 RB hasta los 18, Cf. p.153). El conjunto de rentas básicas representaría un 20% del PIB, ó un 26,7%, distribuido por el Estado, mientras que el resto, el 73,3% lo sería por el mercado (p. 282). En la práctica la RB será una constante al compás del PIB.

• Fases de implantación: tres. “La primera sería para la masa de pobres, parados sin subsidio, para lo cual basta en España el 1,5% del PIB, según los cálculos realizados por el economista José Iglesias Fernández116. La segunda, amas de casa y estudiantes; y la tercera universalizar la medida a cada uno de los ciudadanos de la circunscripción administrativa que lo permita. La referencia para España es que en total equivale la segunda fase al 20% del PIB” (p.161). El proceso no puede prolongarse más de tres años, “pues aparecerían variables que afectarían al mercado laboral de manera contraria a la aplicación completa de la RB” (p.161).

El libro pretende recuperar la esencia de la economía política para dar sentido a la economía y a la política y, sobre todo, poder abordar nuevos modelos y planteamientos más acordes con el mundo en que vivimos. Su Teoría alternativa lo es respecto de la Teoría Clásica y de la Teoría General (p.372). Estimo muy positivo esto último, teniendo en cuenta que las respuestas usuales desde el paradigma económico vigente (“neoliberal”) nos llevan a un callejón sin salida, suponen más de lo mismo y agravar los problemas. Por ejemplo, crear puestos de trabajo artificialmente, como un producto más de consumo, resulta ineficaz y aumenta la inflación. Las propuestas de retrasar la jubilación y reformar las pensiones provocan la ira de la ciudadanía; y duplicar la inversión en innovación supondrá a la larga sustituir más mano de obra por máquinas, con la consiguiente exclusión social de más parados forzosos. Necesitamos medidas correctivas que, al mismo tiempo, respeten el libre mercado como hace la Renta Básica que propone Ramiro Pinto.

Horacio García Pacios

(Presidente de ARENCI, Trabajador Social)





Observación sobre la Tasa Renta Básica (9-8-2005), por Horacio García Pacios, militante de ARENCI



Ramiro Pinto profundiza posteriormente su reflexión sobre la “TRB” en un folleto de 56 páginas editado por ARENCI: “Tasa RB (Estudio sobre la financiación de la Renta Básica)”, León, diciembre de 2004. Según explica dicho folleto, la RBC se financiaría a cuenta de la “Tasa Renta Básica”, también denominada “Tasa sobre la revalorización económica” porque consistiría en cobrar un pequeño porcentaje (en torno al 5%) sobre la revalorización económica generada sin que medie el trabajo productivo. Dicha tasa se aplicaría tanto sobre la revalorización que se produce en los mercados de transacciones financieras (ahí se queda la tasa Tobin) como sobre la que sucede de manera general en la estructura económica al aplicar un sistema de revalorización; ya sea a un terreno, a un piso, a la imagen publicitaria, o al caché de los artistas o deportistas, al margen de su producción literaria, mediática o discográfica (Cf. p.49 del folleto). Dicha revalorización, a la que también nos referimos en ARENCI como “pluscapital” o “sobreganancia”, actualmente no cotiza o lo hace a un tipo ridículo (como ejemplo las “Sicav”, sociedades de capital variable, que sólo tributan al 1%, ver El País 1-7-2005,70). Es más, esta “sobreganancia” acaba, por lo general, controlada por manos invisibles puramente especulativas, socialmente “muertas” para la solidaridad y el beneficio social. Como vemos, la idea de establecer la tasa Tobin le sirve a Ramiro de inspiración, pero la supera.

Ramiro repasa el análisis de Henry George sobre la realidad económica de su época -última mitad del s. XIX- en la obra Progreso y Pobreza (Ediciones CEDEL, Barcelona, 1978); toma de él el concepto de “pirámide de la producción de riqueza” y actualiza en forma de TRB su idea de establecer un impuesto único sobre la base de dicha pirámide, como método de ingreso público para evitar que los impuestos recaigan en el consumidor. Sostiene Ramiro que la idea de una osmosis de la riqueza hacia la base dominante de la economía (sector que impulsa y determina a todos los demás) es de un gran valor teórico para explicar la naturaleza de la TRB. Según él, la base de dicha pirámide ha variado paulatinamente, pasando de la tierra a los medios de producción, de ahí a la economía de servicios y se ha trasladado hoy a la economía financiera, adonde llega finalmente la riqueza del crecimiento económico. Allí debe llegar una nueva fiscalidad, para que la redistribución de la riqueza haga que funcione mejor la economía. Se trata de cambiar el modelo actual (riqueza privada-empleo-asistencia social) por otro en el que una parte del capital privado pasa a los fondos públicos y de éstos otra vez al capital privado, pero no para sumarse al capital empresarial con la excusa de “crear empleo”, sino en forma de rentas básicas. Ello revertirá en la dinamización económica, en el beneficio privado que retroalimenta el ciclo de creación de riqueza privada-social. No se trata, pues, de eliminar el capital ni de bloquear su funcionamiento castigando la especulación, sino de democratizarlo mediante una TRB que la regule y socialice.

Dicha tasa supone, además, la integración y aplicación práctica de ciertas ideas expresadas, entre otros, por David Rockefeller (El semanal, 13-12-2003), Paul B. Spahn y Wieczorck-Zeul (p. 36), Ryszard Kapuscinski (p. 46), Patricia Fernández de Lis (p.54), Henry Ford (p.22) o el economista alemán asesinado en 1922 Walther Rathenau (p.23). Asimismo, se han tenido en cuenta las observaciones aportadas por Juan M. Alarcón y José Miguel Sánchez (p.8), Santiago Rodríguez (p.24), Rosa Pérez de Asís (p.25) y la trabajadora social y diputada Carmen García.

Los técnicos discuten diversas vías de financiación: IRPF, IVA... y, más recientemente, la TRB. Ramiro insiste en la importancia de elegir bien. Según él, la fórmula que se elija incidirá decisivamente en el acierto o fracaso de la medida. Propone la TRB como la más idónea porque, a diferencia de las otras vías, está respaldada por un modelo teórico que integra y estructura la RB en la realidad económica como parte de la evolución social, en vez de tomarla como un añadido. Además, tiene en cuenta los mecanismos concretos de la economía y a qué responde la RB desde la economía política (Cf. pp. 4-7).

Sin embargo, ve posible llegar a una solución de consenso comprendiendo las distintas vías como complementarias, y no como excluyentes. Esta actitud de Ramiro coincide con lo que en Esthética Originaria denominan: “transformar los contrarios en complementarios”, “convertir los límites en orilla” (Santiago Pérez Gago y discípulos de la “Nueva Escuela de Salamanca”; Sociedad de la Comunidad Castellano-Leonesa de Esthética y Theoría del Arte, quienes recientemente se han sumado al estudio de la Renta Básica como medida para potenciar el “bien ser” de las personas y su autonomía en lugar del supuesto “bienestar” en la sociedad consumista).

Respecto de la cantidad a percibir en concepto de RB, se insiste en que ésta será una constante al compás del PIB, establecida en referencia al umbral de la pobreza; en concreto sobre la media de este umbral para toda la zona económica de referencia (421€ para la zona euro, en diciembre de 2003).

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